Según fiscales citados por el diario, la práctica se ha vuelto tan común para investigar casos de supuesta venta de droga o asesinatos, como la búsqueda de huellas digitales o de evidencia genética. Autoridades estatales y federales de Estados Unidos rastrean de forma rutinaria a miles de personas al monitorear la ubicación de sus teléfonos celulares, con escasa o nula supervisión judicial, publicó hoy The Wall Street Journal (WSJ) .