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En la guerra Telmex-Televisa, debe prevalecer competencia e interés público

Fecha de publicacíon: 
Lun, 2011-02-21

Es legítimo el interés de Televisa por investigar la relación entre Dish y Telmex. Sin duda, la Comisión Federal de Competencia (CFC) debe admitir e investigar la demanda de Televisa, aunque extemporánea. Sin embargo, en esta guerra declarada entre Telmex y Televisa, la CFC debe ceñirse a sus atribuciones y hacer prevalecer la competencia y el interés público. Por competencia se entiende que en el mercado de la televisión satelital existan más operadores. Por interés público, que prevalezcan tarifas económicas. Precisamente lo que se requiere son autoridades neutrales e imparciales que resuelvan los diferendos entre los operadores y no lamentarse de que el sector telecomunicaciones sea muy litigioso. Por eso es necesario que los organismos reguladores sean autónomos, técnicos, no estén politizados, no respondan a las agendas electorales o de los funcionarios en turno, y sus comisionados posean un amplio e indudable conocimiento en la materia. Los litigios son legítimos y forman parte de un Estado democrático de derecho.   ¿Por qué Dish, operador entrante, puede soportar tarifas bajas en sus paquetes de canales? Por la sencilla razón de que su plan de negocios integró un nuevo modelo de operación distinto a lo visto en el mercado y porque aporta elementos a considerar por la industria al eliminar costos y gastos directos.   El nuevo modelo 1.       Política de Outsourcing. a.       Contratar los servicios de facturación y cobranza en Outsoursing (Telmex) es más rentable para Dish. De lo contrario, tendría que montar una compleja burocracia administrativa para realizar esas funciones, lo que incluye instalaciones, capital humano e insumos, es decir, gastos fijos que elevarían considerablemente la tarifa de los servicios, en detrimento de los usuarios.   b.      A través del recibo Telmex logra una facturación más eficiente y un retorno de capital más expedito, lo que le permite realizar mayores inversiones. Asimismo, a través del servicio de correo y de los recibos Telmex, Dish puede incluir la promoción de sus servicios, abatiendo los costos y llegando a una amplia base de consumidores que, al mismo tiempo, son clientes de Telmex.   2.       Puntos de venta en operación subrogada. Dish aprovecha la presencia de las Tiendas Telmex como espacios de servicios de telecomunicaciones y venta de tecnología conocidos por la población, en lugares accesibles, conocidos y confiables, sin necesidad de tener que invertir en una infraestructura onerosa de ventas o requerir los servicios de proveedores y comercializadores externos. Más gastos fijos que elevaría el precio del servicio.   3.       Arrendamiento financiero de activos. El arrendamiento de un porcentaje de la flotilla de vehículos a Inbursa le impide a Dish la necesidad de contratar la suya propia, lo que dispararía de manera considerable los costos.   4.       No adquisición de señales abiertas dominantes. Dish optó por no contratar el paquete de canales que exige Televisa a cambio de que los operadores de televisión restringida transmitan los canales de televisión abierta. En cambio, para el servicio de canales de alta definición, Dish provee a sus usuarios de un decodificador avanzado de señales digitales que permite la recepción de los canales de señal abierta.   5.       Suma de valores estratégicos. Es legal que Telmex ofrezca el servicio de Dish como promoción a cambio de la contratación del paquete Infinitum (telefonía, larga distancia e Internet), siempre y cuando retribuya comercialmente a Dish la prestación del servicio. Es como si a las tiendas de autoservicio les prohíben hacer descuentos.   6.       Economías de escala. Dish ha apostado a su crecimiento masivo a través de economías de escala y tarifas reducidas, lo que le permite hacer rentable su negocio y presentar un inteligente modelo de negocios. Lo peor que le pude ocurrir a Dish es que deje de crecer y pierda suscriptores, porque de lo contrario dejaría de ofrecer las tarifas y paquetes que hasta el momento ha implementado.   El modelo de negocios de Dish aporta elementos estratégicos a la organización de las nuevas empresas de telecomunicaciones y debe ser un ejemplo para otras que buscan el subsidio cruzado o financiamientos no legítimos, y que deben replantear de manera creativa sus modelos de negocios ante una nueva realidad y paradigma en este sector. Buscar eficiencias financieras legítimas traslada los beneficios directos al consumidor y esto se demuestra de manera contundente en el caso de Dish.   El que tengamos conocimiento de este nuevo diferendo entre Televisa y Telmex demuestra que este último no mintió en sus estados financieros a las bolsas de valores de México y Estados Unidos. Al contrario, informó a dichas autoridades financieras su relación comercial, que no de inversión, con Dish. Además, Telmex nunca ha ocultado su interés por participar en una inversión conjunta con Dish en el momento en el cual las autoridades autoricen a Telmex el triple play.  Además, en caso de que hubiera alguna capitalización desde Estados Unidos, las medidas regulatorias y legales no son las mismas en México que en el país vecino, como bien sabe Televisa, que en la Unión Americana no puede adquirir más del 25 por ciento de un canal de televisión ni poseer más del 35 por ciento de audiencia en una localidad, mientras en nuestro país acapara el 70 por ciento de la audiencia, de las frecuencias y posee cuatro canales de televisión.   El gran problema sigue siendo la férrea negativa gubernamental de permitir que Telmex participe en el mercado de la convergencia con servicios integrales de voz, datos y video. Lo anterior se refleja en la caída libre en ingresos y suscriptores de telefonía fija que experimentó la empresa durante 2010, según su más reciente informe correspondiente al cuarto trimestre del año pasado.   Es legítimo el intento de Televisa por investigar la relación comercial entre Telmex y Dish, haciéndose eco de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), la cual se haya subordinada a sus intereses por ser Televisa la principal concentradora de operadores y señales de televisión por cable (situación que no cuestionan ni la CFC ni la Cofetel), pero también es legítimo que de una vez por todas, la autoridad empiece a exigir la difusión de los planes de inversión y expansión de las empresas del sector, dónde y cuánto invertirán, cobertura social, rural y para grupos vulnerables. La autoridad está regulando el mercado y defendiendo los intereses de las empresas, no generando políticas de servicio público con impacto multidimensional en salud, educación, cultura y empleo. Eso se consigue con nuevos modelos de negocio, empresas modernas, inversión, infraestructura y convergencia.   Mientras la convergencia plena en todas las plataformas no se dé, mientras la autoridad siga regulando el mercado y no garantizando un servicio público de acceso universal y no restringido, serán los particulares los que definirán las prioridades de inversión y defenderán sus intereses en prensa y tribunales, dejando de lado el inmediato derecho de los ciudadanos a gozar de derechos universales en materia de comunicación.   Finalmente, Dish debe mirar el beneficio de sus usuarios en todo momento, no sólo con paquetes atractivos y tarifas reducidas, sino con calidad en el servicio. No es posible que durante 2010 Dish haya encabezado a las empresas de telecomunicaciones que más quejas recibieron ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), con 4 mil 690 reclamaciones.

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