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Airbnb y Uber muestran que es tiempo de colaborar: Tapscott

Fecha de publicacíon: 
Jue, 2013-10-24

En mayo del 2013, el Ayuntamiento de Nueva York declaró que el modelo de Airbnb —una red social para el arrendamiento de propiedades entre particulares— era ilegal por violar una ley que favorece al sector hotelero, pues prohíbe a los ciudadanos alquilar sus casas por un periodo menor a un mes.Negocios como Airbnb están basados en un nuevo paradigma económico basado en la colaboración y en compartir: cualquier persona puede iniciar un negocio al compartir sus bienes a otros. Uber, una plataforma digital para alquilar taxis de lujo, o Carrot, que permite compartir un auto entre varias personas, son otros ejemplos que, de acuerdo con el experto canadiense Don Tapscott, se enfrentarán a los últimos intentos de supervivencia de los modelos tradicionales de la era industrial.“Airbnb y Uber permiten a las personas compartir y combatir los problemas de una economía que ya no tiene mayores capacidades para crecer. Y claro que las instituciones lucharán contra ellas. La industria hotelera inicialmente combatirá contra Airbnb o Couchsurfing;las empresas de taxis, contra Uber, y las grandes compañías automotrices, contra Buzzcar (una plataforma francesa similar a Carrot), porque reducirá sus ventas”, dijo en entrevista.Don Tapscott es un experto en negocios y ha estudiado el impacto de las nuevas tecnologías en la economía. Es coautor del libroWikinomics, donde propone un modelo de creación y producción basado en la construcción de redes de colaboración entre talentos, ideas, conocimientos dentro y fuera de las instituciones, donde lasjerarquías lineales han muerto para ver florecer organizaciones horizontales, abiertas y transparentes.Los jóvenes emprendedores lo saben y actúan naturalmente bajo esta lógica. El problema, dijo Tapscott, es que aún hay corporaciones e instituciones gubernamentales que siguen un modelo desgastado que ha generado desempleo y desigualdad.

“La era industrial ha llegado a su fin. Esa era de escalar y estandarizar tiene toda una serie de instituciones. La producción en masa, los mercados masivos, los medios masivos, la educación masiva, todos ellos están siendo empujados hacia afuera por una fuerza, y ahora con los nuevos medios la gente se vuelve más comprometida y colaboradora, pueden analizar y descubrir qué está sucediendo en el mundo de una forma transparente y poderosa”, aseguró.

Tapscott participó este jueves en el Foro de Negocios Wobi 2013 en la ciudad de México, donde expuso su modelo colaborativo y exaltó la importancia de las tecnologías de la información y las redes sociales para empoderar a las nuevas generaciones frente al gobierno y a las grandes industrias.En conversación con El Economista, hizo una advertencia:

“La gente de negocios necesita estar del lado del futuro, no del pasado, porque los negocios no pueden tener éxito en un mundo que está cayendo. (…) Los gobiernos necesitan cambiar. La burocracia de la vieja era industrial es similar: tú votas y yo ordeno. La gente joven no quiere ser dominada, quiere estar comprometida con la democracia”.

En México, Don Tapscott ve una oportunidad para el desarrollo de esta nueva economía que permitirá que las empresas aumenten la productividad, generen alto valor y sean altamente competitivas. Las razones: el bono demográfico —México tiene más jóvenes que otras regiones como Europa— y la Estrategia Digital Nacional en la que, dijo, colaboró en su creación.“La he visto y he colaborado en ella. Es muy interesante”, afirmó.Esta revolución en los modelos de negocio y de participación ciudadana tiene un pilar esencial: garantizar que toda la población tenga acceso a las telecomunicaciones y a Internet, erradicando la brecha digital. De lo contrario, la desigualdad podría incrementar.

“La gente joven y cada niño necesita, desde el nacimiento, tener derecho al acceso a las telecomunicaciones y a la revolución de su época. Si se logra eliminar la brecha digital, se creará una estructura donde las heridas de la sociedad podrán sanar”, dice.

Además de evangelizar sobre la economía de la colaboración (share economy), la visita de Tapscott a México tuvo otro objetivo: invitar al gobierno mexicano a participar en el proyecto que, dijo, es el más importante de su vida: incluir las voces de los ciudadanos e innovar en las iniciativas sociales para mejorar la calidad de vida de las personas.Su proyecto de investigación, que ha requerido 4 millones de dólares y ha recibido financiamiento de entidades como Google, HP, Mastercard, Accenture y la Fundación Rockefeller, busca llegar a los objetivos que organizaciones como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el G8 o el G20 han fallado en alcanzar: la resolución de problemas globales como la pobreza, la falta de acceso al agua o el cambio climático.Y todo a través de la creación de redes de colaboración impulsadas por Internet.

“No hay nada más poderoso que la idea de que ha llegado el tiempo para la colaboración, para pensar muy diferente en cómo hacer negocios y economías exitosas, con un beneficio para la sociedad”.
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