Se encuentra usted aquí

Peligro: Basura espacial

Fecha de publicacíon: 
Lun, 2007-06-25

Si recibir una cachetada con guante blanco es malo, sería peor si el guante en cuestión fuera un guante de astronauta moviéndose a 28 kilómetros por segundo. Esa es precisamente la velocidad que alcanzó el guante que en 1965 perdió Edward White mientras caminaba en el exterior de la nave Gemini 4.

El guante de White permaneció en órbita durante un mes, y no llegó a cachetear a nadie en su trayecto. Tampoco daño a nadie la cámara que se le escapó a Michael Collins un año después, ni la otra cámara, el cepillo de dientes, o la llave de tuercas que se le escaparon después a otros astronautas: Normalmente, estos deshechos errantes regresan a la Tierra y se incineran al entrar a la atmósfera.

Sin embargo, no siempre hay tanta suerte. Por ejemplo, en 1961, en los inicios de la era espacial, un cohete del tipo Able Star explotó por causas desconocidas dos horas después de separarse del satélite al que transportaba. El evento produjo 294 fragmentos lo bastante grandes como para ser rastreados desde la tierra.

"Esos trozos y fragmentos son una verdadera maldición ", dijo el observador de satélites Desmond King Hele, según registra la NASA. "La mayoría permanecerán en órbita durante cien años o más. Va a salir más caro rastrear a los pedazos de chatarra que lo que costó fabricar al cohete." No se equivocaba: Un inventario de basura espacial realizado 30 años después de la explosión registraba todavía a 200 fragmentos del cohete. Y como resultado de múltiples accidentes como ese, se calcula que hay casi cien toneladas de basura orbitando a la Tierra.

La basura en la tierra es fea, y huele mal. La basura en el espacio, mientras tanto, puede ser un peligro mortal, a causa de la velocidad.

Para mantenerse en órbita a 300 kilómetros de la tierra, una nave espacial necesita moverse a 7.7 kilómetros por segundo. Un astronauta que paseando en el exterior de una nave chocara con un fragmento de basura del tamaño de un grano de arena recibiría un impacto equivalente al de un balazo.

Este efecto, por supuesto, también pone en peligro a los satélites y a las naves.

"En junio de 1983, la ventana del séptimo vuelo del transbordador espacial tuvo que ser remplazada por causa de un cráter de 4 milímetros", escribió el consultor de la NASA Donald J. Kessler, en la Historia parcial de la basura orbital. "Cuando usamos el microscopio de barrido por electrones, descubrimos que el cráter tenía titanio fundido en el fondo. Tenía que ser el resultado de una colisión con un objeto artificial. Ésta fue la primera ocasión en la que pudimos probar que un fragmento de basura espacial había dañado a una nave." Kessler advierte que si no se toman medidas, la basura puede volver intransitable al espacio. El síndrome de Kessler es un escenario hipotético en el que el volumen de basura en la órbita baja de la tierra es tan elevado que los objetos en órbita son golpeados por ésta frecuentemente. Como cada uno de estos impactos produciría más basura, el riesgo aumentaría constantemente, hasta hacer que la exploración espacial y el uso de satélites se volvieran imprácticos.

"Los satélites llevan combustible", explica el doctor Dionisio Tun, vicepresidente de ingeniería y operación satelital de Satmex (compañía que opera al Solidaridad II y a los Satmex 5 y 6).

"Si chocara un objeto que ya esta inactivo con un satélite activo, que tuviese combustible, podría haber explosiones, y al haber explosiones, en lugar de que haya un solo objeto, generas toda una nube y haces mas probable que pueda haber choques con otros satélites activos." ¿Qué tan lejos estamos de llegar a este escenario? Solo hace falta un accidente: Una colisión grande, como lo sería una entre una estación espacial y un satélite abandonado, produciría basura suficiente para volver intransitable a la órbita baja de la tierra y nos dejaría en un mundo sin satélites.

¿Qué tan probable es que ocurra? Nadie lo sabe en realidad."Tendríamos muchos problemas de comunicación. Buena parte de la comunicación usa los satélites", explica Tun. "Adicional a eso, están los que tienen otro tipo de aplicaciones, como los de percepción remota o los de geolocalización: No podrías estar monitoreando el clima, y la lucha contra el narcotráfico a través de satélites tampoco se podría estar dando. Todo lo que tiene que ver con ayudar a la agricultura en términos de detección de plagas, tampoco."

La basura en su lugar

¿Que medidas se pueden tomar para mantener limpio al espacio?

Órbitas decadentes: Todo lo que sube tiene que bajar... Pero un empujón definitivamente acelera el proceso. Para que los satélites no duren mucho contaminando, es posible hacer que, al final de su vida útil, una última descarga de su propulsores los empuje en dirección a la tierra.

Cementerios de satélites: Algunas órbitas son más populares que otras. Un satélite que se esté acercando al final de su vida útil y que no tenga suficiente combustible para regresar a la tierra podría utilizar el poco combustible que le quedara para moverse a una "órbita-cementerio". Esto es, podría moverse a una órbita especialmente designada para satélites no operacionales, fuera del camino de otros cohetes y satélites.

El terminator: No podrías frenar a la basura espacial con un paracaídas normal, porque en el espacio no hay aire, pero...¿Qué tal si usaras un paracaídas magnético? El cable "terminator", creado por los doctores Robert P. Hoyt y Robert L. Forward, aprovecha al campo magnético de la tierra para frenar a los satélites hasta hacerlos caer a tierra. El cable podría venir preinstalado en un satélite, como medida de auto-destrucción, o podría conectarse a una especie de arpón espacial para hacer bajar a una nave espacial que hubiera quedado varada en órbita.

Fuente: