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ELEC-CRÓNICAS / El futuro de internet está en grave peligro

Fecha de publicacíon: 
Lun, 2010-09-20

Una de las ambigüedades de la postura asumida por el director de Wired, Chris Anderson, en su controversial publicación "La Web ha muerto, ¡Qué viva la internet!" fue pronunciarse a favor de las aplicaciones, porque contribuye a poner en peligro lo que pretende celebrar: la internet.La clave del debate de fondo, ausente en su artículo, se encuentra en un fascinante libro de Jonathan Zittrain: "El futuro de la internet y cómo evitarlo".El meollo de la tesis se resume de manera sencilla: la dimensión simultáneamente caótica y abierta, que permitió el éxito de la internet puede causar su fracaso. El hecho preocupa a los usuarios y muchas empresas les prometen seguridad en espacios que ellas controlan.Dos grandes peligros amenazan la internet: el servicio ofrecido vía aplicaciones (tipo iTunes) y la tentativa de centralización (tipo Facebook). "Esta contrarrevolución", precisa Zittrain, "podría alejar a los usuarios comunes de la internet, generadora de innovación y disrupción, y alentarlos hacia una red de aparatos que incluye algunas de las funcionalidades más poderosas de la internet actual, pero que en gran medida limitan su capacidad de innovación".Zittrain define el concepto clave de su texto como "generativity", "la capacidad de un sistema para propiciar cambios no anticipados [por sus creadores] gracias a contribuciones no filtradas provenientes de amplias y variadas audiencias". Las características que "invitan" a tales aportaciones son, tanto de orden social como técnico. Las relaciones resultantes "reflejan cuánto se identifican los usuarios como contribuidores y participantes, más que cómo consumidores".La lógica del fenómeno puede reducirse a dos "principios": procrastinación (postergación) y confianza en el vecino. El primero implica que "la mayoría de los problemas serán resueltos posteriormente por otros", y el segundo que "tales otros se avocarán a resolverlos más que a crear problemas". Ambos principios, introducidos por investigadores universitarios, hippies algunos de ellos, jugaron un papel determinante en la primera fase de la internet y contribuyeron al éxito de la red de redes. Ambos corren peligro ante su posible evolución.Para evitar cualquier visión idílica, Zittrain precisa que "las herramientas generadoras no son en sí mejores que las otras. Suele ser más fácil dominar los aparatos concebidos para usos específicos, ya que su uso puede resultar más seguro y efectivo". El vendedor tiene más control cuando usamos aparatos cerrados, "con correa" (tethered). Sin embargo los peligros no desaparecen, los engendran las empresas que actúan por su cuenta (como lo ilustra la censura de Apple sobre los contenidos de iTunes) y "de las previsibles intervenciones de los reguladores dentro de los propios aparatos", que a su vez modifican "las formas cómo la gente los usa".Al comprar un objeto nos volvemos su dueño. Cuesta entender que no ocurra de igual manera con los aparatos "con correa", que siguen controlados por el vendedor que "puede cambiarlos a distancia tiempo después de haber abandonado los estantes en las salas de exhibición". Por ejemplo, la destrucción de la versión electrónica de la novela 1984, de George Orwell, eliminada por Amazon de los Kindles de sus clientes sin previo aviso.Por muy convencido que esté Zittrain de los méritos de las tecnologías generadoras, no cree que necesariamente produzcan "progreso, si por progreso entendemos algún incremento en el bienestar social. Lo que producen más bien es cambio". Obvia la paradoja que abre: "apertura y cambios no anticipados pueden internarnos en aguas contaminadas", como el spam y todos los tipos de virus que circulan. De este modo se explica cómo lo que ha forjado la fuerza de la internet puede ahora ponerla en peligro.Zittrain precisa que tanto aplicaciones como aparatos controlados por el vendedor no constituyen un peligro en sí. El riesgo real se materializa si su efecto combinado "representa un cambio total y un alejamiento del carácter generador por parte de nuestro actual ecosistema informacional".Confiar en las virtudes que fraguaron la fuerza de la internet y creer que el sistema actual es demasiado bueno para cambiar, sería un error. Siempre hay que tomar en cuenta las falsas ofertas de seguridad y el poder de la constante manipulación del miedo.

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